Comerse la cabeza (a uno mismo) significa pensar en algo de forma excesiva. Puede tratarse de un pensamiento único o de varios pensamientos al mismo tiempo. A veces, también usamos “darle vueltas a algo”.
Me estoy comiendo la cabeza últimamente porque no estoy muy a gusto en mi trabajo.
Hay un problema que me preocupa y no paro de comerme la cabeza.
Mi novia siempre se come la cabeza por tonterías.
Ejemplos
Por otro lado, comerle la cabeza a otra persona significa “volver loco/a” a otra persona o insistirle con algo hasta la saciedad.
No me comas la cabeza, tío, ya te he dicho que no mil veces.
Mi hermano no para de comerme la cabeza para que le deje mi coche.
Qué pesado es mi padre, no para de comerme la cabeza con los estudios.
Ejemplos